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Las herramientas tecnológicas en la educación

En los últimos años, nuestros sistemas educativos han sufrido el embate que representa el surgimiento de las más novedosas tecnologías de la información, que cada día van dejando obsoletos los métodos de enseñanza tradicionales. De no asumir este cambio de paradigma, nuestras escuelas, institutos, universidades y centros de postgrado corren el riesgo de perder todo su atractivo, su idoneidad y lo que es peor, su utilidad.

Efectivamente, las tecnologías de la información han tenido un impacto determinante en la manera como los seres humanos interactuamos, aprendemos y adquirimos nuevos conocimientos, destrezas y habilidades. De seguir por este camino, pronto la enseñanza tradicional podría quedar totalmente caduca. Hoy en día, muchos centros de enseñanza virtuales, que operan totalmente a través de internet, incluso le ofrecen a los estudiantes acreditaciones y certificados con validez oficial.

Aunque aún son muchos los estudiantes que prefieren recibir educación presencial, la tendencia hacia la educación por Internet sigue mostrando un crecimiento vertiginoso, y de mantenerse esa predisposición, en poco tiempo nuestros centros de enseñanza podrían quedarse prácticamente vacíos.

¿Qué hacer ante esta situación? Como dice el famoso proverbio, la Edad de Piedra no terminó por falta de piedras. Con el paso del tiempo, nuestros centros educativos tendrán que plantearse seriamente qué propuestas de valor pueden ofrecer al estudiantado. Ciertamente, aún la educación presencial tiene importantes puntos a favor, como la posibilidad de establecer mejores redes de contacto y promover una vida social más activa. No cabe duda de que el contacto cara a cara con nuestros profesores y compañeros de clase representa una ventaja capital.

Pero también es cierto que los sistemas de telecomunicación, videoconferencia y realidad virtual más avanzados ponen en duda que la educación presencial sea imprescindible. Así, tal vez una aproximación interesante sería reducir las actividades presenciales al mínimo indispensable. Sin embargo, esto terminaría por hacer evidente la necesidad de reformar todo el sistema educativo. Las universidades con enormes campus dejarían de tener tanto sentido si las instalaciones sólo van a ser usadas ocasionalmente: no sería rentable ocupar espacios que son tan costosos.

Una ventaja importante de la educación a distancia es que sus sistemas van de la mano con el uso y desarrollo de las herramientas tecnológicas. Así, quienes egresan de estos sistemas cuentan con una ventaja curricular: sus potenciales empleadores pueden tener la seguridad, de antemano, de que el trabajador sabe usar con destreza los instrumentos y aplicaciones que se necesitan para ser productivos en la oficina del mundo de hoy. En cambio, muchos estudiantes de los sistemas tradicionales siguen ignorando muchas de las herramientas ofimáticas que resultan indispensables en muchos campos de trabajo.

Nuestros centros de enseñanza deben incorporar el uso de estas herramientas tecnológicas de forma determinante. Esto puede ser costoso, pero hay muchas formas de sortear estos costos. Por ejemplo, se pueden encontrar muchas iMac segunda mano en el mercado, a precios reducidos.

También, es posible que grandes compañías, como Apple, estén interesadas en patrocinar a algunos centros educativos a cambio de buena publicidad y reconocimiento.

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