La mayoría de los padres reconocerán esta situación: nuestro hijo saca una buena nota en un examen y la muestra a sus padres. Está orgulloso, pero a la vez reclama cierta recompensa por ello y alude que los padres de sus amigos les regalan cosas cuando sacan buenas notas.
Pero, ¿es realmente buena idea premiar las buenas notas con regalos o recompensas materiales? Se trata de un dilema tan extendido que incluso algunos periódicos han abordado esta cuestión entrevistando a expertos en pedagogía.
El consenso general parece ser que premiar las buenas notas no tiene por qué ser malo, siempre que se haga con moderación y proporcionalidad. Es importante que el niño entienda que estudiar, esforzarse y sacar buenas notas es lo que se espera de él, y no una circunstancia excepcional que merezca un premio. Sin embargo, hay que alentar de forma verbal los méritos académicos, y reconocer la importancia de tener buenas notas, aunque sea una costumbre para nuestros hijos.
En resumen, premiar una buena nota no es algo negativo, siempre que se trate de un pequeño premio razonable y no desvíe la atención de la principal recompensa obtenida: la satisfacción del trabajo bien hecho.