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Cómo combatir el acoso escolar

El acoso escolar, también llamado bullying, es el término utilizado para describir las acciones físicas, psicológicas o sociales utilizadas para desestabilizar emocionalmente a una persona, y por desgracia a menudo se enmarca en el entorno escolar. En los últimos años ha cobrado mucha relevancia y cada día son más los docentes y educadores que se forman en prevenirlo, detectarlo precozmente y ponerle freno antes de que pase a mayores.

Uno de los aspectos fundamentales para combatir el acoso escolar, según coinciden muchos expertos, es crear un entorno de confianza en clase y con los alumnos, para que estos sepan que pueden acudir a su maestro o tutor en caso de tener problemas. Llegar a este nivel de confianza puede resultar complicado en ciertas dinámicas escolares, pero es imprescindible para un buen funcionamiento emocional en el aula. Con tal fin, es importante mostrarse atento a las inquietudes de los alumnos, e implicarse en la resolución de problemas cuando estos surjan a nivel escolar. Los alumnos deben ver a sus maestros no sólo como parte del contexto educativo, sino como personas fundamentales para su desarrollo como personas.

Hay que mostrar el firme rechazo a todas las actitudes de acoso contra otros alumnos, evitando quitar hierro al asunto ante el resto de niños. Lo que a un adulto le puede parecer una inconveniencia menor y fácilmente solucionable, a menudo es un problema mucho mayor para un niño o adolescente, que no cuenta con los recursos emocionales y psíquicos necesarios para hacerle frente.

Algunas escuelas e institutos han incorporado el concepto de “mediadores”. Se trata de alumnos del propio centro que mediante breves cursos de formación aprenden a mediar en los conflictos de sus compañeros para ponerles soluciones sencillas y pacíficas. El objetivo es que los propios alumnos entiendan que la violencia – física o psicológica – no es una herramienta que permita solucionar conflictos, y busquen otras soluciones por la vía del diálogo y la negociación.

Otros centros, en cambio, optan por formar a todas las clases en habilidades básicas como la empatía o la comprensión de la diversidad, actitudes que han demostrado reducir drásticamente la tasa de acoso escolar cuando se inculcan en la población infantil ya desde pequeños.

Finalmente, en algunos centros se ha incorporado de forma experimental el uso de algunas aplicaciones informáticas o apps que permiten notificar de forma completamente anónima a los profesores o directores los casos de bullying que el alumnado percibe. De esta forma, los maestros pueden detectar estas situaciones en sus fases incipientes y gestionarlas de forma tranquila y discreta hablando directamente con los afectados sin que ellos tengan que recurrir al profesorado, paso que en ocasiones ni siquiera llega a producirse por vergüenza o miedo.

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